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Ronald's Creek

lunes, septiembre 05, 2005 at 3:17 a.m.

Asalto en tres actos

Acto A - Victimarios.

Entramos con pistolas en mano disparando a los guardas y gritando a todo el mundo que se tirara al suelo.

El lugar estaba tal como nos habían dicho y todo estaba en orden; sólo habían dos guardas cuidando el lugar y no había mucha gente en él.

Herimos a uno de ellos, mientras el otro, al igual que todo el mundo, nos hizo caso.

Mi compañero apuntó con su arma al cajero del lugar gritándole que llenara el bolso que llevaba con todo el dinero que tuviese a mano.

El guardia herido estaba tumbado en el suelo. Sólo le había disparado en un pie y no estaba en peligro de muerte.

El cajero se estaba demorando mucho y la situación se estaba poniendo tensa, así que tuve que apuntar a uno de los tipos que estaban ahí pagando, gritándole al cajero que si no se apuraba lo iba a matar.

El tipo me miró con cara de odio, eso me enfureció y cuando le iba a pegar con la pistola, mi compañero me paró diciéndome que ya tenía todo el dinero y que deberíamos de salir a de ahí.

Miré por última vez al tipo para recordar su cara, ya que no iba a soportar que nadie me mirara así, y se lo hice saber con mi mirada.

Salimos corriendo del lugar y subimos al auto rápidamente antes de que llegara la policía.

Dimos unas vueltas por los lugares tratando de alejarnos lo más pronto posible, pero antes de dirigirnos a la costa, hicimos lo que nos habían pedido: dejamos el paquete con el dinero, con la cantidad señalada, en el basurero señalado y luego nos fuimos.

Mi compañero tomó su celular y llamó, luego de eso lo arrojó a la parte de atrás del asiento y encendió la radio.

Estábamos limpios.

La deuda estaba pagada.

Acto B - Víctimas.

Estábamos todos en la fila de espera, aguardando el turno para conversar con la persona encargada.

Yo me estaba quedando dormido cuando de repente se abrió la puerta con fuerza y entraron dos tipos con las caras cubiertas gritando que nos echáramos al suelo.

Miré a uno de los guardias, el cual estaba desenfundando una de sus pistolas para hacer frente a los tipos, pero uno de ellos se dio cuanta y le disparó hiriéndolo en un costado del estómago, con lo cual calló al suelo gritando de dolor.

Todos nos tiramos al suelo boca abajo al igual que el otro guardia, por lo que alcancé a ver antes de quedar boca abajo.

Sólo escuchábamos a los tipos conversar y como uno de ellos le gritaba a la cajera que le entregara todo el dinero recaudado.

No sabía que hacer, sólo recordaba que aquel día no tenía ganas de ir a aquel lugar y que no me quería levantar, que estaba bien en casa y que podía haber ido al otro día y hacer la fila de último día de pago, pero aunque estuviera que esperar, estaría bien y no peligraría mi vida.

Mientras pensaba escuché que uno de los tipos le gritó a la cajera que se apurara o si no iba a matar a algunos de lo que estábamos ahí.

Por curiosidad, levanté un poco la cabeza para mirar a quien estaba amenazando. En ese momento me di cuenta que el tipo me estaba apuntado a la cabeza.

Creo que no pensé con claridad y lo que se me vino a la mente fue tirarme encima de aquel tipo que me estaba amenazando. Imagino que fue mi espíritu de supervivencia el que me hizo tener aquel sentimiento. Lo miré con odio para demostrarle que no le temía.

Luego que terminaron, se reunieron en la puerta y aquel tipo que me había amenazado se volvió para mirarme, gracias a eso me memoricé su cara por si alguna vez nos volvíamos a topar en esta vida.

Cuando estaba todo calmado, me acerqué rápidamente al guardia herido y me di cuanta que sangraba mucho, así que rompí una de mis mangas de la camisa y con eso hice presión en su herida, mientras que con la otra mano llamaba una ambulancia. Mientras esperaba le conversaba para que no perdiera las esperanzas, para hacerle saber que había alguien y que estaba al lado suyo. Ahí esperé y esperé hasta que la ambulancia llegó y se lo llevaron.

Al tiempo después supe que estaba bien, sentí que la deuda estaba pagada.


Acto C - Victimarios y Víctimas.

Estando en aquel lugar, esperé sentado que todo ocurriera.

No era tarde para arrepentirme, pero era lo que tenía que hacer. Llevaba mucho tiempo en aquella situación y no vi cual podía ser una salida más simple.

Cuando ellos entraron me di cuenta que ya los dados estaban tirados. No entendí nunca la razón por que le dispararon al guardia. Eso nunca me gustó.

Uno de ellos gritó que nos echáramos al suelo, así que fue eso lo que hice.

Me tumbé al suelo y cerré los ojos. Esperaba que todo acabara lo antes posible y que nadie saliera lastimado.

Escuché como discutían, como uno de ellos le gritaba a la cajera que le diera todo el dinero y que lo metieran en la mochila que traía.

Escuché como luego amenazaban a otro tipo de los que estaban ahí en el lugar, que si no le entregan todo el dinero rápidamente, le iban a disparar.

A esa altura ya la situación pasó de tensa a extremadamente peligrosa, mientras yo seguía con los ojos cerrados boca abajo.

Pasado un rato sentí una mano en mi hombro diciéndome que todo había pasado y que necesitaban que diera mi testimonio para poder hacer algo contra ellos.

Les dije todo y que lamentablemente no podría hacer un relato de lo ocurrido ya que solo había escuchado lo que ahí había pasado y que no había visto nada.

Cuando pudimos salir de ese caos. Me dirigí al estacionamiento a esperar.

Era oscuro cuando recibí el llamado. Cuando terminé a hablar me dirigí al basurero que les había indicado. Ahí se encontraba el paquete con la cantidad que les había solicitado. Como ya era tarde, me dirigí a mi casa en tranquilidad.

Al otro día me acerqué a la sucursal de la universidad de nuevo. Ahora estaba toda resguarda; ya que, aunque haya pasado lo del día anterior, este era el último día de plazo para pagar, así que me dirigí a una fila que había; una larga fila, hasta que tocó mi turno. Saqué el dinero de mi bolso y pagué.

La deuda estaba pagada.

PD: basado en un hecho real.

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