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Ronald's Creek

jueves, agosto 04, 2005 at 7:00 p.m.

Automito II


Todo mito tiene su continuación.
Este es el caso.


Cuando desperté, no sabía donde estaba ni por que me encontraba sentado en el auto. La música me molestaba mucho, así que tuve que sacar aquel casette que estaba en la vieja radio.Al igual que la música, el dolor en el cuello se acentuó más, lo cual me parecía extraño.
Cuando toqué mi nuca para sentir más específicamente el dolor, sentí un extraña sensación, como algo en el cuello, algo helado y gelatinoso.

Desorientado, baje del auto para ver el lugar donde me encontraba. Era campo, con pastos verdes y árboles y arbustos frondosos capaces de ocultar lo que fuese.
Comencé a caminar. Atrás quedaba el automóvil detenido y sin saber como llegó ahí. Avancé hasta una planicie muy cercana. Me llamaba la atención que todo fuera tan verde, parecía un campo irreal, donde jamás ser alguno había llegado.No encontraba explicación de lo que ahí estaba ocurriendo.
Estaba solo nuevamente, en un lugar que no conocía, frente a mi automóvil. Si se le tuviera que colocar un nombre, a esto le llamaría intuición, ya que sentía que algo extraño iba a pasar.
Y fue así.

En ese instante comencé a sentir un extraño ruido que alteraba mi percepción. Un ruido recorría mi cabeza y terminaba en mi nuca, en aquel lugar que tenía resentido cuando desperté exaltado.
El dolor se hacía cada vez más fuerte mientras aumentaba cada vez más el volumen del ruido.
Mientras caía al suelo por el dolor, otro ruido comenzaba a sonar. Una especie de gruñido que se escuchaba a lo lejos, gruñido del cual, si me concentraba bien en él se escuchaba más fuerte cada vez más y que extrañamente hacia que el otro, aquel que me causaba dolor fuera desapareciendo.
Entre todo ese caos me fue extraño pensar que aquel ruido había hecho que lo que tenía en la nuca comenzará a afectar mi cerebro y me permitiera escuchar ese extraño gruñido que cada vez estaba más más cerca. La verdad no sé porqué lo pensé.
El ruido molesto desapareció, pero algo distinto comenzó a aparecer.

Al ruido procedía de aquel ser que comenzó a acercase muy rápido a mi y obviamente no me iba a quedar a averiguar que era, así que ante el terror, comencé a correr huyendo.

Él corría detrás de mi, ya que lo escuchaba gruñir más fuerte.
Pero yo corría más rápido. Me imagino que era por el miedo que sentía a verme frente a él.
Cuando lo perdí, me oculté tras un montículo de roca, pasto y tierra, para descansar y poder pensar como salir de aquel lugar, de como volver al automóvil y salir lo más rápido de esa pesadilla. Pesadilla que no terminó, ya que aquel ser no sé como pudo llegar ahí, pero me encontró.

Encontrándome acorralado, lo único que pensé era que debía de pelear por mi vida, de tratar de alguna manera de escapar. Así que busqué algo con que defenderme, encontré un madero, el cual pensé que me podía ayudar, así que lo único que hice fue arrojarlo contra el ser, para luego yo, con mi propias fuerzas, atacarlo.

Fue un error, no lo sé. Eso me tomo y me lanzó fácilmente al suelo, pero para mi suerte, la cual pensé que ya no tenía, me lanzó detrás de él, lo que me permitió salir corriendo en dirección al auto y poder escapar de aquel lugar.

Al correr, sentía como me perseguía.

Al llegar al auto cerré al puerta con violencia, mientras detrás mio, el ser de abalanzaba sobre mi vehículo moviéndolo con fuerza. Aunque no se crea, al sentir eso, tuve gran terror; ya que era capaz de destrozar el auto mismo y que dentro de él tampoco podría estar a salvo. El ser fue detrás del auto y volvió a golpearlo con más fuerza. Siguió su ataque hasta encontrarse frente a mi puerta.

Nunca entenderé la razón, pero posiblemente el gruñido y el dolor que nuevamente había vuelto a mi cabeza hizo que por alguna razón atacara nuevamente al ser. El final de esto fue distinto, ya que por todo aquel lugar se escuchó el rugir, no pudiéndose distinguir entre el grito del ser o el mio.

Luego, de noche, me levanté del suelo de donde me encontraba sólo.
Me dirigí tranquilo al auto, lo encendí y me salí de aquel lugar.
No tenía rumbo final, solo manejé.

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martes, agosto 02, 2005 at 12:00 a.m.

Automito I


Sólo los mitos son aquellos los que me pueden hacer volver atrás.
Mentira, solo es que no sé que se puede escribir como comienzo.

Camino a la cordillera todo se encontraba tranquilo.

El sol brillaba y el camino despejado me permitía poner atención a aquella canción que tanto me gustaba, pero que jamás imagine la posible relevancia que podría tener en lo quedaba de recorrer en el camino.

El manejar era tranquilo.

La música relajada, pero llenaba de energía.

El día estaba despejado y el viento fresco se sentía bien mientras entraba por la ventana abierta del auto.

Como era el primer viaje, desconocía el camino y como todo aventurero que se aprecie, recurrí al fiel mapa caminero que se regalaba en la bencineras por compras superiores a algún valor que no recuerdo y que no es importante en este momento.


Pero aunque no se crea, ese fue el gran error que cometí en ese momento.

El error fue el de abrir el mapa frente a mi y ver con más detalle donde estaba.

Error que hizo que sin darme cuenta apareciera frente a mi, algo que probo el sabor del metal del auto.
Al mirar por el espejo retrovisor, lo vi tumbado en el suelo.
Asustado me baje del auto rápidamente para ver como estaba. Jamás me había ocurrido algo así. Mientras me dijiría corriendo a él me gritaba a mi mismo: "él se me cruzó, él se me cruzó!!".
Al verlo tirado en el suelo traté de reanimarlo con golpes. Al verlo a la cara, no puede entender lo que ocurría, su cara era algo que jamás pensé ver en mi vida. El problema es que no sé como explicar el temor que tuve, que más que paralizarme, me invadió un terror que me hizo correr al auto.
Dentro, traté de hacerlo partir, pero algo había pasado con él. En ese momento pasó lo que nunca entendí y la razón del por qué.
Ellos abrieron los seguros del auto, del auto que por una razón no encendí y que supuse que ellos habían hecho algo para que ocurriese eso. Entraron al auto.
En mi desesperación de no entender de lo que ocurría me pasé rápidamente a la parte de atrás, quizás creyendo que con eso algo podía hacer, estaba equivocado.
Ellos entraron y luego de eso todo oscureció.
En la oscuridad solo mi oído era mi aliado. Pero luego el dolor fue quien me indicó que las cierras estaban penetrando mi cabeza, el dolor era insoportable.
Menos mal que pedí el conocimiento.
Cuando me recuperé, todo atontado y desorientado, sólo me guié por mis instintos y comencé a subir de aquella, al aparecer, ladera de cerro; ya que en mi interior sentía la necesidad de salir de ese lugar lo más rápido posible.
Al llegar a la cima, el sol me cegó y el cansancio y dolor me jugaron en contra.
Al mirar hacia delante, no pude esquivar aquel auto que me embestió y me lanzó por los aires lejos del lugar. Ya no sabía que más esperar, así que me quedé tendido en el suelo por mucho tiempo, perdiendo la noción de esté.
Despertando, miré a mi alrededor.
Lo bueno es que tenía todas la partes de mi cuerpo, ya que todas ellas me dolían.
Me levanté despacio debido al dolor y a la desorientación que tenía. Pero, aún teniendo ésta, me fijé que mi auto estaba estacionado en el mismo lugar donde lo había dejado. Apenas pudiendo caminar, me acerqué a él, me subí y traté de encenderlo sin muchas esperanzas, ya que éstas las había perdido mucho tiempo atrás.
Éste encendió, así que sin desaprovechar la oportunidad, me alejé lo antes posible. Proseguí con mi camino sin tratar de pensar sobre lo que me había ocurrido, ya que era algo que ni yo me creía. Sólo el dolor en mi cuello podía avalar el relato que recuerdo y guardo.
Espero que el mañana me ayude a entender lo que ocurrió.

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