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Ronald's Creek

domingo, septiembre 25, 2005 at 5:19 p.m.

E-MAGIC I (extracto)

Los jóvenes seguían caminando.

Ahora ya en el estacionamiento, buscaban su auto para poder irse del lugar.

Aquel lugar estaba casi desierto, era oscuro, y pocas personas transitaban por él. Los jóvenes seguían caminando, pero esta vez, al pasar frente de a uno de los autos que se encontraban estacionados, las luces de éste se apagaron, y una forma humana descendió de él. Lentamente, cerró la puerta y se dirigió tras los jóvenes.

Estos seguían caminado sin percatarse de la sombra que los seguía.

Ésta poco a poco se fue acercando a ellos, cada vez más rápido.

Por alguna extraña razón, Felipe, miró hacia atrás, pero esta vez aquel sujeto que los estaba siguiendo había desviado su trayecto y había desaparecido de la posible vista de ellos.
Los jóvenes siguieron caminando, sin cuidado alguno.

Al doblar la esquina para llegar al lugar donde tenían su auto, aquella sombra se antepuso frente a ellos de forma sorpresiva.
La sombra lo miró y se acercó decididamente a él, y levantando el brazo, con el puño cerrado golpeó fuertemente a Felipe. Éste cayó al suelo.

Gonzalo sin dudar tomó al tipo que los había atacado por la espalda sujetándolo fuertemente.
Mientras Felipe se levantaba lentamente, un poco aturdido ante el golpe que le habían dado. La sombra hizo una pausa, giró un poco la cabeza para poder mirar a Gonzalo que estaba detrás de él, luego miró a Felipe que estaba frente a él y antes que éste de acercara a él golpeo con el codo a Gonzalo, donde gracias a éste se liberó de él. Gonzalo retrocedió, Felipe sin pensar se abalanzó contra aquel tipo que los estaba atacando, lo golpeo en la cara y éste retrocedió ante el golpe, bajo la cabeza y se quedó en aquel lugar.

Gonzalo al recuperarse se puso frente al tipo y dijo:
Felipe, ahora un poco más calmado se quedó en su lugar confiando ante la presencia de su amigo.
Gonzalo se acercó al extraño en forma decidida, éste, que aún mantenía la cabeza agachada, la levantó lentamente. Gonzalo, empuño su mano derecha con fuerza y la lanzó contra la cara del extraño, luego su mano izquierda fue la encargada de golpear su cara, para terminar, nuevamente con un golpe a la cara que hizo retroceder al tipo.

Antes de que se recuperara, Gonzalo, giró rápidamente y golpeó con su pie en su estómago, lo que hizo que retrocediera aún más, dando la impresión de triunfo del joven; por esto, éste giro con una sonrisa en la cara hacia su amigo confiadamente, por lo cual no se dio cuenta de que la sombra se erguía lentamente tras de él y sin dar indicios de sufrir algún daño.
Pero la expresión de la cara de Felipe fue lo que hizo que su amigo tornara nuevamente la vista contra su adversario, el cual ahora se veía más amenazante que la primera vez.

Sin dudarlo, Gonzalo lanzó un golpe a la cara de su oponente, pero esta vez, el extraño no se movió. Se produjo una pequeña pausa, la cual fue aprovechada por el joven para lanzar un golpe con su pie al costado izquierdo de su atacante, pero no contaba que éste, aún más rápido, tomara su pie con sus dos manos y que luego, con el codo derecho golpeara en medio de su pierna, la cual, ante un gran sonido y grito del joven, hicieran que esta se quebrase. Ahora la sombra se veía aún más amenazante, por lo que Felipe, con gran temor, comenzó de a correr en dirección contraría de donde se encontraban ellos, a espaldas de la sombra.

La sombra al percatarse de la huída, soltó la pierna del joven y éste la tomo con sus dos manos, lo que hizo que agachara su cabeza un instante, ya que al instante de subirla recibió un golpe del puño de la sombra que hizo que girara sobre si mismo, dándole la espalda a la sombra, la cual rápidamente enterró en la espalda del joven algo que hizo que este quedara mudo, para luego caer al suelo.

Ahora, la sombra con un extraño cuchillo ondulado, giro y comenzó a correr tras Felipe, su real víctima. Por mientras Felipe corría sin sentido y sin darse cuenta, que por el lugar donde había doblado era una calle sin salida.

Al llegar al final de la calle, la cual era una reja, rápidamente decidió volver, pero al girar vio como la sombra se acercaba rápidamente a él, así que nuevamente se acerco a la reja y comenzó a escalarla; pero antes que llegara a lo más alto de ésta, la mano de la sombra lo tomó y lo arrojó al suelo quedando casi aturdido. Pero en el suelo, éste fue tomado con una sola mano por la sombra, la cual lo levantó y lo arrojo contra una pared cercana. Casi aturdido, Felipe trató de defenderse al coger un madero que se encontraba apoyado en la pared, éste lo tomó con su mano derecha y golpeó a la sombra, pero ésta tomó el brazo del joven con su mano izquierda, para luego con su mano derecha enterrar en el costado del joven aquel cuchillo ondulado que anteriormente había sido enterrado en su amigo. Al sacar el cuchillo del cuerpo del joven, éste cayó al suelo, mientras la sombra se aleja de aquel lugar lentamente.

lunes, septiembre 05, 2005 at 3:17 a.m.

Asalto en tres actos

Acto A - Victimarios.

Entramos con pistolas en mano disparando a los guardas y gritando a todo el mundo que se tirara al suelo.

El lugar estaba tal como nos habían dicho y todo estaba en orden; sólo habían dos guardas cuidando el lugar y no había mucha gente en él.

Herimos a uno de ellos, mientras el otro, al igual que todo el mundo, nos hizo caso.

Mi compañero apuntó con su arma al cajero del lugar gritándole que llenara el bolso que llevaba con todo el dinero que tuviese a mano.

El guardia herido estaba tumbado en el suelo. Sólo le había disparado en un pie y no estaba en peligro de muerte.

El cajero se estaba demorando mucho y la situación se estaba poniendo tensa, así que tuve que apuntar a uno de los tipos que estaban ahí pagando, gritándole al cajero que si no se apuraba lo iba a matar.

El tipo me miró con cara de odio, eso me enfureció y cuando le iba a pegar con la pistola, mi compañero me paró diciéndome que ya tenía todo el dinero y que deberíamos de salir a de ahí.

Miré por última vez al tipo para recordar su cara, ya que no iba a soportar que nadie me mirara así, y se lo hice saber con mi mirada.

Salimos corriendo del lugar y subimos al auto rápidamente antes de que llegara la policía.

Dimos unas vueltas por los lugares tratando de alejarnos lo más pronto posible, pero antes de dirigirnos a la costa, hicimos lo que nos habían pedido: dejamos el paquete con el dinero, con la cantidad señalada, en el basurero señalado y luego nos fuimos.

Mi compañero tomó su celular y llamó, luego de eso lo arrojó a la parte de atrás del asiento y encendió la radio.

Estábamos limpios.

La deuda estaba pagada.

Acto B - Víctimas.

Estábamos todos en la fila de espera, aguardando el turno para conversar con la persona encargada.

Yo me estaba quedando dormido cuando de repente se abrió la puerta con fuerza y entraron dos tipos con las caras cubiertas gritando que nos echáramos al suelo.

Miré a uno de los guardias, el cual estaba desenfundando una de sus pistolas para hacer frente a los tipos, pero uno de ellos se dio cuanta y le disparó hiriéndolo en un costado del estómago, con lo cual calló al suelo gritando de dolor.

Todos nos tiramos al suelo boca abajo al igual que el otro guardia, por lo que alcancé a ver antes de quedar boca abajo.

Sólo escuchábamos a los tipos conversar y como uno de ellos le gritaba a la cajera que le entregara todo el dinero recaudado.

No sabía que hacer, sólo recordaba que aquel día no tenía ganas de ir a aquel lugar y que no me quería levantar, que estaba bien en casa y que podía haber ido al otro día y hacer la fila de último día de pago, pero aunque estuviera que esperar, estaría bien y no peligraría mi vida.

Mientras pensaba escuché que uno de los tipos le gritó a la cajera que se apurara o si no iba a matar a algunos de lo que estábamos ahí.

Por curiosidad, levanté un poco la cabeza para mirar a quien estaba amenazando. En ese momento me di cuenta que el tipo me estaba apuntado a la cabeza.

Creo que no pensé con claridad y lo que se me vino a la mente fue tirarme encima de aquel tipo que me estaba amenazando. Imagino que fue mi espíritu de supervivencia el que me hizo tener aquel sentimiento. Lo miré con odio para demostrarle que no le temía.

Luego que terminaron, se reunieron en la puerta y aquel tipo que me había amenazado se volvió para mirarme, gracias a eso me memoricé su cara por si alguna vez nos volvíamos a topar en esta vida.

Cuando estaba todo calmado, me acerqué rápidamente al guardia herido y me di cuanta que sangraba mucho, así que rompí una de mis mangas de la camisa y con eso hice presión en su herida, mientras que con la otra mano llamaba una ambulancia. Mientras esperaba le conversaba para que no perdiera las esperanzas, para hacerle saber que había alguien y que estaba al lado suyo. Ahí esperé y esperé hasta que la ambulancia llegó y se lo llevaron.

Al tiempo después supe que estaba bien, sentí que la deuda estaba pagada.


Acto C - Victimarios y Víctimas.

Estando en aquel lugar, esperé sentado que todo ocurriera.

No era tarde para arrepentirme, pero era lo que tenía que hacer. Llevaba mucho tiempo en aquella situación y no vi cual podía ser una salida más simple.

Cuando ellos entraron me di cuenta que ya los dados estaban tirados. No entendí nunca la razón por que le dispararon al guardia. Eso nunca me gustó.

Uno de ellos gritó que nos echáramos al suelo, así que fue eso lo que hice.

Me tumbé al suelo y cerré los ojos. Esperaba que todo acabara lo antes posible y que nadie saliera lastimado.

Escuché como discutían, como uno de ellos le gritaba a la cajera que le diera todo el dinero y que lo metieran en la mochila que traía.

Escuché como luego amenazaban a otro tipo de los que estaban ahí en el lugar, que si no le entregan todo el dinero rápidamente, le iban a disparar.

A esa altura ya la situación pasó de tensa a extremadamente peligrosa, mientras yo seguía con los ojos cerrados boca abajo.

Pasado un rato sentí una mano en mi hombro diciéndome que todo había pasado y que necesitaban que diera mi testimonio para poder hacer algo contra ellos.

Les dije todo y que lamentablemente no podría hacer un relato de lo ocurrido ya que solo había escuchado lo que ahí había pasado y que no había visto nada.

Cuando pudimos salir de ese caos. Me dirigí al estacionamiento a esperar.

Era oscuro cuando recibí el llamado. Cuando terminé a hablar me dirigí al basurero que les había indicado. Ahí se encontraba el paquete con la cantidad que les había solicitado. Como ya era tarde, me dirigí a mi casa en tranquilidad.

Al otro día me acerqué a la sucursal de la universidad de nuevo. Ahora estaba toda resguarda; ya que, aunque haya pasado lo del día anterior, este era el último día de plazo para pagar, así que me dirigí a una fila que había; una larga fila, hasta que tocó mi turno. Saqué el dinero de mi bolso y pagué.

La deuda estaba pagada.

PD: basado en un hecho real.




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