Recordé que de los lugares anteriores, era el único que siempre me acompañaba; era mi sello en el lugar; si él estaba, era signo que ese era mi escritorio.
Cuando ya estaba todo listo y mi ventilador en una simple bolsa de supermercado, al momento de partir, giré y miré mi escritorio por última vez y pensé: "ese ya no es mi escritorio".
Ahora, en otro lugar, sentado frente a otro PC, me doy cuenta que debo de traer mi ventilador de la casa.
"Aún éste no es mi escritorio" - pensé.
Etiquetas: Cambio, Oficina, Ventilador